Quéjanse muchos hombres y de
muchas formas de cuanto acontece en aquesta ciudad, tildándola de fea y muy
enojosa y otros muchos vituperios. Y dígoles yo que ciudad que ostenta una
taquería cada veinte pasos no puede ser sino muy provechosa y agradable. Que yo
estoy llegando a mi cuarto de siglo ya bien comido y con una panza que no puede
lograrse con salario mínimo, por lo que creo que hállome en la ventaja de tener
una lengua privilegiada, ya sea para el salivero o para la degustación de esa
artesanía gastronómica que es llamada El Taco.
Así bien, si
es tu deseo, antojadizo lector, permita que comparta mis experiencias
tragativas con vuesa merced, que seguramente algo de bueno puede sacar en alto
y quizá hallar un punto de comida muy bueno y noble donde sólo veía recelos y
asquito.
Empiezo pues.
Sábese que yo
tengo dos oficios: el de los tacos y el de las tablas. Y bien me acuerdo que la
primera vez que fui a aquesta taquería (de la cual empiezo a escribir) fue en
terminando el primer ensayo de la que sería la primer obra de la “Primera
OBscena”, compañía en que laboro (obra que, dicho sea de paso, tan mal hecha
estaba en su escribanía, que no completó su nacimiento y la abortamos).
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En el negocio taquero yo he de honrar, pese al sabor, al de la carne mayor, ¡larga vida al rey Suadero! |
Vaya vuesa merced a la línea verde (dígase la tercera) del meteoro y asómese en la estación Copilco, harto reconocida por estudiantes y capigorrones, que han de ser lo mismo; salga en la misma dirección en que iba a la tres veces heroica Universidad y hallará una comuna de piratería, alhajas hipiosas y garnachas que ya son del cariño de todos. En pasando unos baños públicos, verá la taquería en cuestión que es sólo definible por su techumbre de lona “Pascualito”.
Fiel a la
tradición del puesto blanco, la fonda que refiero es apenas un cubil de latón
que en algún momento fue blancuzco, la barra de salsas está sobre la siempre
entrañable camita de cilantro marchito. El taquero (que he visto cuatro
distintos y todos malencarados y semi-mudos) despacha con la milenaria técnica
de los “tres dedos”, que es así como toma el suadero y/o longaniza para servir
la merienda de tortilla tamaño estándar para taquería de calle.
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Y tienen variedad para que escoja, entre una salsa verde y una roja. |
Quise matar
el hambre en la mañana, y hallé con tristeza el ligero aumento en el precio,
pues nada hay más triste para las panzas grandes que los bolsillos pequeños, y
así lo que costaba quince pesos ahora cuesta dieciocho, y que es la orden
completa de cinco tacos, ya de suadero, ya de longaniza, ya de pastor.
Cualquier mezcla morbosa del cliente le será requerida en una veintena de la
moneda nacional y el refresco (en los sabores comunes) sale en la mitad de
esto.
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Si hablo de lo comestible, dos cosas miro en verdad, que sirvan con propiedad y que al menos, sea accesible. |
En este
local, el orden de sabrositud en los sabores comunes va deste modo: en último
lugar el suadero, cosa que dióme mucho pesar pues que son los santos de mi
devoción. La longaniza hállase un poco más sazonada, y como dato, no hallar
longaniza sazonada en taquería es el colmo, que la naturaleza de ésta es tal
que toda longaniza insípida debe ser motivo de sospecha y enfado.
Pero aquello
por lo que deben vuesas mercedes darse un rondín por este lugar es el pastor.
Hallé un trompo como cuerpo perfecto de mujer: lleno de color, crujiente y
abultado en donde debe. La verdad sea dicha, su servilleta no es reverente del
pastor, mas estos merecen desembolsar cuatro pesos más, que es lo que cuesta el
taco suelto.
Culmino este
papel elogiando la buena organización de los nobles guisanderos, pues ante una
clientela que se antoja grande y muchas veces malintencionada (siendo
estudiantes) han de tener más de dos ojos sobre ellos. Así pues, el cheff se encarga de la labor con el
suadero, la longaniza y (por consecuencia) de los campechanos. Éste, a su vez,
tiene un sous cheff que sólo trincha
el trompo; y el más viejo de ellos es un pinche cobrón, pues que los asiste
limpiando platos, pasando refrescos y cobrando las ganancias.
Et
fruitionis.
-Don Pepe Zorrillo de la Trajinera
Muy buenos tacos! de carne y de las chicas que pasan! :D Buen Articulo.
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